
El viajecito a Miami estuvo muy agradable y variado. Agradezco a Publio, a Monica, a Maru Pardo y su Principe por todas las atenciones que nos prestaron.
Fué muy placentero conocer a Maru y su encantador Principe, lamentablemente no pudimos comunicarnos mas, yo entiendo que la vida allá, aunque aparentemente es mas facil tambien es mas exigente y complicada.Sin embargo en los pocos minutos que compartimos nos sentimos muy felices.
La Primera Comunión estuvo bella, el acto en la Iglesia muy sencillo y liviano , el almuerzo delicioso, muy profesional, bueno, Mónica es cheff y su mano se noto en todo, los deliciosos sabores, la distribución del espacio, es mas, hasta en la forma de envolver los cubiertos se veia la mano de un profesional.
Esta vez tuve la oportunidad y la necesidad de moverme en autobus y en metro. Al principio la cosa se veia dificil sobre todo porque los choferes no hablan ni papa de español, cosa extraña en Miami, pero todo se subsana porque hay una programación que se cumple. En las estaciones del metro estaban los policias que son muy colaboradores y algunas personas con pinta de latinos a quienes me acerque a preguntarles cualquier duda que tuviera.
Publio nos llevó a Miami Beach y South Miami, caminamos por la playa, nos asamos con aquel sol hirviendo, total, ya este año conoci algo nuevo como recomiendan...
Tambien hicimos un tour en un yatecito para ver por fuera las casas de los ricos y famosos. Disfrutamos la belleza del paisaje mientras nos tomabamos una Piña Colada, ese dia almorzamos Luis y yo en Hard Rock Café.
Lo desagradable del viaje fue el regreso, mi hijo nos dejó en el aeropuerto, en el mostrador de Avior a las 9:30 de la mañana, él tenia que irse a trabajar El personal debia llegar a las 11 y cuando chequeamos nos enteramos que el vuelo saldría a las 4 de la tarde, según el itinerario era a la 1:30 de la tarde; lo peor es que salimos en realidad a las 7:00 de la noche. Un viaje con bastante turbulencia, todo el tiempo con el cinturón amarrado, hubo un momento que me vi caida en medio del mar pero en medio de todo contenta porque Luis estaba conmigo agarrado de mi mano...
Llegamos a la casa pasada la media noche con un cansancio y un dolor terrible en todo el cuerpo. Esas esperas en los aeropuertos son desesperantes, uno se marea, se agota, se angustia ante la incertidumbre de lo que pasa.
Martín estaba esperandonos en Barcelona, que alegría da volver a su tierra, a su casa a sus afectos, aunque tambien tiene la nostalgía por los seres tan amados que se quedaron lejos.