Este escrito lo tome del Blog Generación Y, http://www.desdecuba.com/generaciony/ de la valiente cubana que sin miedo nos narra las cotidianidades de vivir en el Paraiso Cubano.
Nosotros en Venezuela estamos siendo sometidos a una situación parecida, el gobierno y su Partido Socialista Unido de Venezuela obliga a la gente a inscribirse en el partido si quiere mantener su trabajo o aspira algun cargo o contrato, obliga a la gente a sentarse horas a escuchar las estupideces del Teniente, en sus programas casi diarios en Cadena Nacional, obliga a la gente a vestirse de rojo , de la cabeza a los pies, desde el personal que limpia las calles hasta los ministros, pasando por los gobernadores y todos los funcionarios del estado . En este pueblo hasta los cocoteros y Uvas de playa, los postes, todo fue pintado de rojo, es el color de la Revolución.
Pues mirémonos en ese espejo, el Imperio de la Simulación:
Existe entre nosotros un deporte que se practica frecuentemente, pero cuyas estadísticas e incidencias no se mencionan por ninguna parte. Se trata de la disciplina deportiva de entregar el carnet del Partido Comunista, para la que muchos de mis compatriotas se han estado preparando durante años. Lo más importante es entrenar los sentidos para encontrar el momento adecuado de pararse en la asamblea y decir “Compañeros, por motivos de salud no puedo seguir asumiendo la tarea que ustedes me han asignado”. Hay quienes invocan a una madre enferma - que tendrán que cuidar- y otros anuncian su intención de jubilarse para ocuparse de los nietos. Pocos de los testimonios de quienes han terminado con su militancia, incluye la confesión honesta de haber dejado de creer en los preceptos y principios que impone el Partido.
Conozco a uno que encontró una novedosa forma para salirse de las reuniones, las votaciones unánimes, los llamados a la intransigencia y las frecuentes movilizaciones del PCC. Como un boxeador, ejercitado para soportar hasta que sonara la campana, se fue al que sería su último encuentro con el núcleo partidista del centro laboral. Sorprendió a todos por la novedad de su argumento, verdadero swing de izquierda que nadie esperaba. “Cada día compro en mercado negro para alimentar a mi familia y eso no debe hacerlo un miembro del Partido Comunista. Como debo escoger entre poner algo en el plato de los míos o acatar la disciplina de esta organización, prefiero renunciar”. Todos en la mesa se miraron con incredulidad, “Pero Ricardo, de qué estás hablando. Aquí la mayoría compra en mercado negro”. El “golpe” que venía ensayando, dio por terminado el breve round: “Ah… entonces me voy porque no quiero pertenecer a un partido de simuladores, que dicen una cosa y hacen otra”.
El librito rojo, con su nombre y su apellido, se quedó sobre la mesa en la que nunca más volvió a sentarse. La medalla de campeón se la puso su propia mujer cuando llegó a casa. “Al fin te libraste del Partido” le dijo ella, mientras le estampaba un beso y le alcanzaba la toalla.
Junio 7th, 2009 Categoría: Generación Y 2133 comentarios Imprimir
1 comment:
Hola Adela, como sigue tu hermana, esta bien?.
Y con lo que nos cuentas solo me queda decirte que me alegro que Venezuela no sea tierra de toros, pues con tanto rojo pintado, más de uno andaría por ahí con una cornada en las nalgas.
En estos días tuve visita de un familiar que sigue viviendo en Caracas y lo que nos cuenta es enea con riquincalla, era así el dicho?, al menos así lo recuerdo, ya me dirás si estoy equivocada.
Me duele ver a Venezuela así, teñida con tintes cubanos y sin esperanza de una revolución que lo sanee todo. Ya ves de lo que le sirvió a Cuba la revolución, de nada, bueno si, de pasar de una dependencia americana a una esclavitud y tiranía y nada menos que de manos de un compatriota y que ya dura 50 años.
Un beso y un fuerte abrazo
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